En otros países europeos ya existe una normativa que obliga a etiquetar estos productos, lo que ayuda en gran manera a facilitar la autonomía de las personas ciegas que utilizan el braille.

Hace poco veíamos en un vídeo de la ONCE las dificultades que una persona ciega tiene en la cocina debido al escaso etiquetado de productos alimenticios, y esa situación se da en otras muchas facetas del día a día de una persona con discapacidad.

Hasta hace poco, la excusa más frecuente es la económica; sin embargo, el avance de la tecnología y la mejora de los procesos de automatización, hacen que el coste de incorporar el etiquetado braille se haya reducido en gran medida.

Ante esta situación, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) ha presentado una queja ante el Defensor del Pueblo para reclamar una regulación del etiquetado braille de estos productos de consumo masivo.

Se trata de una reclamación más que justa que confiamos en que pronto tenga respuesta por parte del Defensor del Pueblo, y asimismo del Gobierno.