En estos países, las sillas de ruedas utilizan cojines muy básicos que en seguida pierden cualquier capacidad de acolchamiento, provocando graves heridas y trastornos en sus usuarios.

Para cambiar la situación, Tress puso todo su conocimiento en tecnología e ingeniería para buscar una solución avanzada y con un coste bajo, que además fuera duradera y no supusiera mayores gastos en el futuro.

Esta solución estaba en el uso de las cámaras de aire de las ruedas de bicicleta. Tres cámaras cruzadas entre si crean distintas celdas que evitan la formación de escaras y heridas.

Además, el uso de este material abarata enormemente el coste del cojín y, a su vez, facilita su arreglo o recambio.

El resultado es un cojín con características similares a aquellos que cuestan 300 o 400 euros, pero a un coste inferior a los 10 euros. Una solución perfecta para millones de personas con discapacidad en países en desarrollo o en situación de pobreza.

El diseño ya ha sido convertido en un prototipo en el MIT bajo el nombre de Loop, y el objetivo de Tress es que otros estudiantes en el futuro de la universidad cojan el testigo y sigan desarrollando el proyecto.