La buena noticia es que estos nuevos empleos estarán muy ligados a la tecnología, lo que, en teoría, facilita su accesibilidad para todas las personas.

Sin embargo, es necesario que empresas y organismos públicos se conciencien sobre la importancia de hacer realidad este objetivo, para evitar un incremento en la brecha de empleo que ya sufren las personas con discapacidad y las personas mayores.

El estudio apunta a que estos más de tres millones de nuevos empleos compensaría la pérdida de puestos de trabajo que provocará la robotización de muchas profesiones, que supondrá la desaparición de 1,4 millones de empleos.

Lo que es fundamental es que estos 1,4 millones de empleos perdidos por la automatización derivada de la robotización no afecten especialmente a sectores en los que las personas con discapacidad tienen una mayor presencia.

Y, sobre todo, que los más de 3 millones de nuevos empleos estén preparados para que puedan ser cubiertos por todas las personas.

El futuro debe ser inclusivo en todas sus facetas, pero especialmente en el empleo, ya que, de lo contrario, será una ocasión perdida que será muy difícil de recuperar. Y para ello, las nuevas tecnologías juegan un factor primordial y es necesario que todos estemos concienciados en ello.