Numerosas son las empresas que trabajan en el desarrollo de coches autónomos, tanto compañías automovilísticas como tecnológicas. El caso más conocido es el de Google, pero otras compañías han apostado fuerte por este tipo de automóviles que para muchos expertos son el futuro del transporte personal, ya que prometen un menor número de accidentes y una movilidad más eficiente y sostenible.

Sin embargo, los expertos insisten en que la parte más importante de este cambio en el modelo de vehículos no es el medio de transporte, sino los cambios que supondrán para las ciudades.

Así lo recoge en un artículo el Smart Cities Council, el consejo formado por una coalición de gigantes de la industria tecnológica para apoyar el desarrollo de ciudades inteligentes, que habla sobre las conclusiones a las que llegaron una serie de expertos que participaron en la Smart Cities Week que se celebra en Estados Unidos dos veces al año.

En concreto, el artículo apunta que las ciudades deberían empezar ya a prepararse para la transición a los vehículos autónomos, ya que el paso del parque de automóviles actual a uno en el que los coches se conducirán solos no se producirá de la noche a la mañana, sino que será un proceso gradual.

En este sentido, recoge una serie de cambios que la utilización de estos vehículos supondrán y que las ciudades deberían aprovechar, como el hecho de que estos automóviles tendrán una utilización más eficiente del espacio y, en general, serán de menor tamaño, lo que permitirá liberar espacio en las carreteras que podrá ser utilizado para hacerlas más atractivas o, por ejemplo, para incorporar más carriles para bicicletas.

Otro cambio importante se refiere a las señales de tráfico, que ya no serán necesarias dado que los vehículos se comunicarán entre sí y con una central, desde la que se podrá controlar en todo momento la circulación sin necesidad de señalizaciones visibles para las personas.

No obstante, destaca que la transformación más significativa será la de los aparcamientos, ya que las personas no tendrán que aparcar el vehículo, sino que éste podrá parar para que se bajen las personas y luego dirigirse de forma autónoma a un aparcamiento que podrá estar situado más alejado, liberando un espacio muy valioso en las ciudades.

Queda claro que no sólo la industria del automóvil va a tener que transformarse para la llegada de los vehículos autónomos, sino que será toda la sociedad la que tendrá que adaptarse a esta nueva realidad.